En el círculo concéntrico de la noche ha entrado el galápago del sueño
y con su triple caminar de búfalo los gobernantes del silencio
-ese acueducto esa ilusión de agua encerrada en un cortaplumas-
conminan a los votantes de derechas al pasatiempo oblicuo de las nubes
siempre en el recuerdo de la rosa hendida
nunca en la amalgama antártica de las manos de Paul McCartney
con exactitud en el tiempo usado por los niños que piden pan
a la puerta del Congreso
cabe que aquellos que culminan las oraciones de los heridos
que los deudores de la sangre vertida en unas manos amigas
que las apaleadas por su conciencia de telebasura
puedan asumir cada falta
cada culpa compleja
en el teclado enciclopédico que los pianistas de jazz
aquellos que ejecutan a la entrada de nuestro hotel de provincias
las verdes partichelas de los culos incómodos
los urinarios de entreguerras
los cuerpos de los amantes que arrastraremos por la calle al amanecer
un hotel ante cuya puerta ha ardido la estatua de cartón de Stalin
y el cuerpo descompuesto de una muñeca de trapo
así
tal vez pueda asumirse cada abdicación
cada anclaje en lo subversivo
como adornarse de plumas y andar sobre ceniza
para la humildad
de las mujeres que lavan sus antebrazos en la fuente de la abundancia
todas las mujeres que han sufrido el desprecio de sus dioses
todas las mujeres
todas las mujeres del mundo
así el círculo de tiza que conduce a la cal y al abrazo
y mi bienestar serán añadidos a la cultura de los dolientes
por eso te quiero dulce amiga
por eso beso tus pies desnudos cuando caminan en el barro
por eso voy a matar esta noche toda la poesía elegiaca
jueves, 12 de enero de 2023
Salmo 59. Oda a todas las mujeres del mundo - Jesús Urceloy
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