“Como a los cerdos a matar me llevan”
en un lugar de mi Granada nata,
mi viva suspicacia se percata
y ella y mi grito al cielo el hecho elevan.
Mis súplicas no creo que conmuevan
para que traten de evitar la errata,
quien intenta matar al final mata
e incita a otros también a que se atrevan.
Los que a mí me mataron a conciencia,
tal vez no conocían la clemencia
y acabaron a tiros con mi vida.
Tenía ansia de sangre aquella gente,
de darle gusto al dedo era consciente,
preferían el modo y enseguida…
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