No vamos a descubrir ahora a Eugenio Arce como narrador, pues además de varios premios como recompensa a sus dotes de escritor, antes del presente libro, ya tenía publicado Irreal como la vida misma, libro que ya ponía de relieve las cualidades de Eugenio en este sentido.
El libro que ahora nos ocupa se compone de veinticinco relatos independientes de diversa temática, cuyo único hilo conductor son esos puentes que comunican al autor con sus lectores, tal como expone en su dedicatoria: A todos los que me ayudan a construir puentes de comunicación y afecto. Tratándose de un libro de relatos, la temática es muy variada y abarca múltiples variantes, desde el relato inicial, “El apeadero”, hasta el último que lo cierra: “Conciencia de clase”. En este recorrido nos encontramos con relatos muy bien estructurados en los que siempre se cuida con esmero las tres partes: planteamiento, nudo y desenlace, siempre con la emoción que te impulsa a la lectura, con una prosa muy bien elaborada, tanto en las descripciones como en los diálogos, a veces con una prosa muy original como sucede en los diálogos entre Caín y Abel o entre Adán y Eva a punto de ser expulsados del paraíso.
Al autor le basta poco para crear alrededor de un tema que parece baladí, como es el caso de las dos lámparas regaladas por “La visita”, que son motivo de polémica entre un matrimonio y la gatita desencadenante. Otras veces el tema es mucho más serio, y desgraciadamente de actualidad, como el de la perrita Canela, que se anticipa a la justicia para actuar por su cuenta en un relato emotivo, donde se ponen de manifestó lacras actuales como la violación de una mujer indefensa. En este mismo sentido discurre también la trata de blancas, con un maravilloso relato en el que la víctima es una joven rumana y cuyo desenlace explota muy bien Eugenio hasta el punto de que la víctima es la que se venga de su explotador a través de la hipnosis que le ha enseñado un conocido. Hay otros relatos que podríamos etiquetar de más clásicos, como sucede en el conflicto que resulta entre el amor de un sexagenario y una joven cubana que se enamora del hijo de éste, aunque en esta ocasión el final sea trágico con la muerte del hombre mayor a manos de un sicario. Pero a fin de cuentas el desenlace es acorde con sus circunstancias, pues el hijo no opta por casarse con la asesina del padre.
Todos los relatos tienen una gran dosis de emoción, a veces un tanto lógica como ocurre en “Conciencia de clase” o en la chica que no puede jugar al fútbol por su condición de mujer joven. En todos y en cada uno de los veinticinco relatos se descubre la presencia de un buen narrador que domina a la perfección la psicología de los personajes para hacerlos llegar al lector con sus virtudes y sus defectos y una vida entrañable o despreciable, según corresponda. Lo cierto es que los personajes no son prejuzgados nunca por el autor, sino que se definen por su forma de ser y de actuar en las circunstancias del relato. En definitiva, si tuviéramos que adscribir el libro a una corriente literaria, lo haríamos al realismo mágico, sin duda alguna, a pesar de su variedad temática.
En cuanto a la edición, diremos que sin ser lujosa está muy bien llevada a cabo, con portada estupenda y buena calidad del papel. No podía ser menos para lograr ese equilibrio entre forma y fondo.
domingo, 1 de enero de 2023
Puentes sobre mi bahía (Eugenio Arce Lérida, Editorial Juglar, 2020) - Luis García Pérez
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