Primero amé tus palabras,
tu alma, engranada en tinta,
los pedazos de tus sueños
vertidos en las letras…
Después te amé en cosas más mundanas:
Tu forma de llevar la gabardina
los jerséis de cuello alto
o algunos despistes tuyos,
de esos, tontos.
Amé también tus objetos,
tus pequeñas o grandes pertenencias:
Las gafas, que tal vez te quites
—si te operas—-,
los cedés de Krahe
que en foto me mandaste,
tu sillón orejero y estampado
o tu bolsa de pilates.
Y amé, por supuesto,
cada célula que hace de ti un hombre,
tus tejidos y tus órganos,
tus dedos, tus ojos,
tu nariz o tu pelo
tu barba, tus mejillas
o el templo sagrado de tus labios.
Te amé de estas maneras
y no sé en cuál de ellas
fue más grande el amor.
domingo, 29 de enero de 2023
Primero amé - Elisabeth Porrero Vozmediano
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