Sé que es invierno, amor, aunque no llega
a abrazarme la escarcha con su aliento,
sé que es invierno, amor, pero presiento
que el frío se diluye
y, como hogaza humilde, se doblega;
tal Corpus Christi, amor, débil, se entrega
y comulga en tus ojos, tiembla, huye...
Sé que es invierno, amor, y apenas nada
tirita con el beso del rocío,
este diciembre el frío
se atrinchera en tu luz y así, contigo
(no hay primavera más esperanzada),
su desnudez arrulla en ese abrigo
que es la cárcel de amor de tu mirada.
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