A veces no entiendo a los lirios altos y humildes
ni a las margaritas que parecen girasoles ciegos
tampoco comprendo las flores que nacen en los arroyos y se enredan
y bajan en el remolino de la fría corriente
cuando las mañanas las tardes y las noches van a su aire de rutina
y las risas de felicidad nacidas en las bocas adolescentes
de labios pintados se regocijan entregando perfume gratis total.
Ni tampoco cuando las viejas sin dientes hacen arrugas de viento lila
y los domingos no están dormidos con la almohada encima
de las horas cortadas en rodajas de limón amargo.
A veces
sin embargo
nada me importa
no quiero saber de la cueva de los ecos
ni de los pasillos infinitos ni de las sombras que pinchan
ni de las rosas que mueren por infarto en minutos.
Entonces la ignorancia reluce con el sol del mediodía de abril
y los relojes y calendarios son unos cachivaches más.
El tiempo se me estira como el chicle y
los cangilones de niebla que somos
se me confunden
con el murmullo cristalino de una lluvia de pétalos.
No sé quién soy no
ni reconozco mi cara en el espejo
no entiendo nada de lo que me rodea
pero hay perfume
olas de magnolias
pequeñas mariposas sin alfileres
y mi cabellera crece y crece y me huele a hierba
domingo, 12 de marzo de 2023
A veces no entiendo - Juana Vázquez Martín
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