“PUÑAO”
Y VERSOS
Un año
más, el Grupo Artístico Literario “El Trascacho”, de
Valdepeñas, celebró su “Limoná de Versos Alcaidianos”, la 39
ya, y la ha dedicado a recordar el paso del poeta por Mouruás
(Orense), en donde ejerció como Maestro Nacional los años 1931 a
1934.
“Era una
mínima y remota aldea en San Juan del Río, comarca de Tierra de
Trives, de la Galicia profunda. Era un punto minúsculo en el mapa de
Orense. Era un maestro de los del alma ancha y los ojos volcados en
la penuria de la gente. Mouruás era la aldea; Juan Alcaide el
maestro”, nos dicen, resaltando que fue una etapa fundamental en la
vida y obra del poeta, pues allí, en esa “aldea galaica y celta…,
se le visten sus ojos de otras sensaciones distintas a las que estaba
acostumbrado su espíritu. La húmeda, sombría y lenta Galicia,
desplaza la luz arisca de La Mancha, poniendo sus notas
características. Aquella ternura que le procuraba la Galicia
profunda, fue causa y provocación para que no se apagara la
necesidad de escribir”.
Otra
vez la campana encabeza un manojo de poemas con tono distinto al
acostumbrado, y dos obras de teatro, inéditas: Lo que se lleva el
camino y La luz lejana, siguen en la línea. En cualquier
caso, en Galicia, o en La Mancha, Juan siempre será el mismo soñador
entregado, íntimo e intenso, como reflejan los versos de esa época.
“La luz se hace de miel. La sangre deja/ su camisa de sombra, y se
abermeja./ La espiga de los dientes, se desgrana./ Desgrane el
fervor, precioso trigo/ sobre el aire gimiente y andariego:/ -Aunque
sea, Señor, como castigo,/ siembra en mi voluntad matas de
espliego./ ¡Para aromar su brasa a mi enemigo!”. Y se mimetiza con
el medio: “Ser como tú, castaño, este árbol mío/ que se me va
del suelo y se me astilla./ Llevar envuelta el ascua en hierro frío./
La carne, de madera, y dentro, un río/ de sangre verde, cobre y
amarilla”.
Quedan
pinceladas concretas en sus poemas, “postales” dedicadas a las
ciudades principales: La Coruña, Lugo, Orense, Pontevedra, Santiago
de Compostela... Y de sus gentes, sus alumnos: “¡Discípulos
fuertes e ingenuos que lleváis vuestra tierra/ espejada en los ojos
sencillos!/ …/ Llevaréis a la orilla lejana vuestro heroico
mensaje de vida./ Y en la clara sonrisa con que besen el aire
vuestros labios celtas,/ hallarán las mujeres exóticas un tranquilo
piropo de España”.
Con los
versos de Juan, descubrimos Galicia, plural, hermosa, mítica y
misteriosa. Con un intento de queimada, el conjuro de las meigas y el
brujo del aquelarre, el “puñao” y una conseguida “limoná”
bebida bajo el cielo estrellado del mes de julio, se cerró una noche
mágica, una más.
Esteban
Rodríguez Ruiz
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