martes, 13 de agosto de 2013

DENUNCIAS POÉTICAS


Juan José Guardia Polaino nos regala un nuevo ramillete de versos con sabor a denuncia y recuerdo, pues no otra cosa es Aquellos que conspiran. Te digo, Walt Whitman..., editado con esmero por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Valdepeñas y el patrocinio de otro escritor, Alfonso Manzanares Garvín.
En el Prólogo, firmado por Antonio Hernández, se nos dice que el libro es “un canto de compenetración con la voz más universal de la poesía norteamericana…, Walt Whitman”, pero con tono propio, con expresión personal, inequívocamente poética, “producto de una honda palpitación del espíritu como quería Antonio Machado, una corazonada del alma que, desde lo universal, se instala en nosotros como si tuviera su origen en nosotros mismos”.
No es gratuita la elección de León Felipe como pórtico de entrada a los poemas que rastrean lo posible, precedidos de una página, “Poética”, en la que el autor nos pone en situación. En ella encontramos la génesis de lo que descubriremos: “…voltear papeles y escudriñar palabras…, seguir el rastro y sentir asombro; perseguir esas señales desde el corazón, en silencio; deambular la palabra desnuda de Whitman… Hoy, nuevamente, me han ardido las manos…, veo manadas de búfalos-corazones desconcertados ante el asedio y las balas, acaso ya sin el latido necesario… La luz de los falsos profetas…; la alta moralidad y su oscuro odio; las garras del dolor o esos golpes de oscura terquedad contra la palabra… Todo estuvo en Walt Whitman, como hoy está en mí”.
La primera parte es una referencia directa y evocación del poeta americano: “Hoy te escribo, viejo y noble Walt Whitman./ Soy ebrio de iras, blasfemias/ y odios./ Desde el silencio y la lluvia te escribo”. Lo sabe cercano y le confiesa “Hay muchedumbres heridas de oscuridad…/ de ellas muero, porque/ frente a los falsos profetas…/ se alza y propone mi pecho desnudo”. Sigue confiando en la resistencia de la libertad, a pesar de que transiten orgullosos reyes, los que conspiraban ayer y conspiran hoy, por los caminos. Y afirma: “Sé que amanece tu nombre en las colinas./ Aquel temblor nacido de la tierra, te llamo Walt. Walt Whitman”, y mantiene la consigna inalterable: “¡Salvad al hombre!”.
Vendrá después el decir directo desgranando sentencias, deseos y ruegos. “Para triunfar sobre la muerte,/ se unge de viento el hombre, de grandeza y de infiernos”. Con la certeza de que vendrá, le pide: “Tráeme todos los ojos de los otros mundos;/ …/ Y la canción también”. “No es fácil callar./ El hombre se hundió en el olvido” y “…sufro la historia contigo…”. La que se repite y es necesario seguir denunciando.
                                                                             Esteban Rodríguez Ruiz

No hay comentarios:

Publicar un comentario