14 de junio de 2013
Cenicienta no quiere un príncipe azul
Sentir que las heridas esconden "mundos contrarios", paraísos llenos de soledad.
Entre todos, prefiero sugerir leer poemas que saben unir cosas necesarias: verdad, ilusión,
sencillez, compromiso, denuncia... Creaciones de nuestros poetas, como Presentación Pérez
González, natural de Villanueva de los Infantes y compañera del Grupo Literario Guadiana de
Ciudad Real, donde trabaja y reside desde 1986.
Autora de varios libros inéditos y dos publicados: “De un tiempo a esta parte” (Diputación
de Ciudad Real, 2010) y “Cenicienta no quiere un príncipe azul” (Nº 27 Colección Bibliográfica
“Manxa”, 2013). El primero tuvo favorables críticas y “Cenicienta” luz suficiente para cegar
injustas diferencias sociales, malas costumbres arraigadas en dominios acotados. Se presentó
junto al Nº XLVII de la revista “Manxa” (Invierno-Primavera, 2013).
Es un honor dedicar merecidos elogios a los aciertos reseñados por una prologuista de lujo,
Natividad Cepeda. Habla muy claro -de mujer a mujer-, sin temblar su voz: “... aborda el tema
del ideal soñado femenino, escrito casi siempre desde la visión masculina, y explotado hasta
límites insospechados en películas y series televisivas del príncipe azul, deshaciendo con su
verso ese espejismo...” (p.5)
“Presen” abre sus ojos, “fieramente humanos”, y caen lágrimas sobre las hojas del
cuaderno, donde nacen 20 poemas libres: imaginación y memoria cogidas de la mano.
“Cenicienta” simboliza perdidos valores, idénticos a los que busca Pablo Milanés en su bella
canción, también interpretada por Nacha Guevara: “Yo no te pido que me bajes/ una estrella
azul/ sólo te pido que mi espacio/ llenes con tu luz.”
Silente clamor, humilde música, ventanas abiertas para sentir que las heridas esconden
“mundos contrarios”, paraísos llenos de soledad: “... mendigando ternura,/ versos, una
palabra/ que aminore tanto trajín/ de límites y vuelo,/ de rabia en disimulo,/ de huracanes
sin agua:/ viento, tan sólo viento.” (p.13)
Elegir mágicas rutas para viajar solos, es triste. Debemos mirar en la distancia y ser capaces
de reconocernos a nosotros mismos: “El pasado será memoria/ para reconciliarse contigo,/ y
poder entender/ que de las ascuas mortecinas/ se puede alimentar el fuego.” (p11)
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