martes, 13 de mayo de 2014

REFERENCIAS




NUEVA ENTREGA

Pedro Antonio González Moreno nos hace una nueva entrega en el poemario que ha titulado El ruido de la savia y con el que ha conseguido el Premio Nacional de Poesía “José Hierro”, convocado por el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes (Madrid).
Estructurado en cinco partes independientes: “Raíces para un árbol genealógico”, “El ruido de la savia”, “El poema y sus ramas”, “Tu cuerpo entre las hojas” y “Una rama tronchada”, aunque relacionadas entre sí, va configurando “el árbol” en cada una de las concreciones.
Lo primero que encontramos es el armazón que sustenta el conjunto y sabremos que de sus antepasados no aprendió grandes cosas, pero sí fundamentales, como el fijar las bases para que los sueños lleguen a ser posibles y las palabras tengan fuerza y sentido. Desde ese arraigo va presentando ante nosotros la herencia de los suyos: arrieros, capataces, albañiles, aristócratas del cansancio, nómadas, coleccionistas de derrotas…, que dejaron escrita “su canción sin palabras”. Él sí escribe alimentado por esas raíces que impulsan la savia y el veneno acumulado durante generaciones y llega a descubrir el sentido pleno, la similitud ente el “picón de la infancia” y los versos de madurez, ese quemar muy cuidadosamente hasta que se consume la hojarasca, conservando la lumbre “para ese duro invierno/ de la vida”, en el que habrá que “agavillar desengaños”, enterrar sueños y escribir con tiento, lentitud y sosiego.
Evoca recuerdos de yeso, artesa, llana…, y descubre “que también con las palabras/ era posible construir…/ contra el miedo”, escribir poemas a escondidas en el viejo cuaderno del desván para iluminar la noche, las tinieblas, e inyectar la vida renovada en cada primavera, en cada verso robado al olvido, tras el tiempo de espera.
Nos muestra la alquimia mediante la que conjuga los elementos y logra lo buscado: “devolver a las cosas el brillo que han perdido/ cuando el nombre envejece” y asumir el riesgo de no salir indemne de la experiencia vivida tras asomarse a la “última barricada contra el miedo”.
Pedro Antonio nos regala la esencia del poema, núcleo del amor y frontera de la herida, de lo que pudo ser y no fue, el eco de los otros y el silencio propio hecho concreto en las palabras. En los dos últimos poemas que cierran el libro nos habla de lo irremediable y la necesidad de hacer frente a la intemperie desde la apariencia de normalidad: “que todo continúe como al borde/ de suceder…”, aunque haya sucedido, asumiendo el reto de la permanencia, buscando lo nuevo que llegará enlazado al presente.
                                                                                             
                                                                            Esteban Rodríguez Ruiz

1 comentario:

  1. Hola! Quiero contactar con Jesús Moreno Dávila Hernández.Soy una compañera de estudios de Magisterio y nos vamos a reunir el día 24 en Granada. A través de Internet he visto que un Jesús Moreno Dávila Hernández está en este grupo, quizás sea el que buscamos si es así puede contactar en el 627 54 12 05 es el movil de Pedro que es el que está organizando el encuentro. Nos gustaría que acudiera al encuentro. Por favor! rogamos le paseis el mensaje. Gracias!!

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