¿PRESUPUESTO?
Hace unos días, el veintitrés de abril, con
motivo del Día del Libro, y como viene haciendo año tras año, el
Grupo Literario Guadiana puso su “ofrenda floral”, esta vez un
ramo de laurel, a los pies de la estatua de Don Miguel de Cervantes
que se encuentra en la plaza del mismo nombre de nuestra capital.
Ésta es una tradición que intentamos mantener viva. Suele ser un
acto sencillo en el que nos reunimos para leer unos párrafos de “El
Quijote” y algún poema, a la vez que dejamos el “detalle
material”.
Antes, este rito solían compartirlo, a distinta
hora, bien es verdad, otro grupo ya desaparecido, la “Asociación
Cultural Quijote 2000” y el propio Ayuntamiento. El primero, por
razones obvias, y el segundo, por, seguramente, tener cosas más
importantes en que ocuparse, llevan un tiempo sin hacer acto de
presencia. Nada que objetar. Pero unos días después de lo referido,
una persona me comentó que se notaba que el Ayuntamiento tenía
dificultades económicas, pues en lugar de poner la tradicional
corona de flores o laurel había colocado un simple ramo. No pude
reprimirme y formulé las aclaraciones pertinentes, pues además, en
la cinta que iba como acompañamiento y adorno dice claramente quién
lo ha depositado.
¿Es un tema importante y de la suficiente
relevancia como para ocupar el espacio de esta columna que suele
procurar aportar algo significativo? No estoy del todo seguro, pero
creo que, a veces, pequeños gestos revelan mucho más que grandes
acciones y eso, en sí mismo, puede tener la suficiente fuerza como
para dedicarle un “ratillo”.
No es cuestión de presupuesto, mire usted, pues
euros parece que hay cuando incluso los vamos a gastar en “estropear”
los jardines del Prado, ese espacio simbólico que nos queda; es un
problema de sensibilidad, terminé por decirle a mi interlocutor. No
sé si entendió mucho de lo que intenté comunicarle, pues su cara
evocaba más el pasmo que la comprensión, pero merecía la pena el
esfuerzo.
Es verdad que no corren buenos tiempos, y no sólo
para la “lírica”, pero esto no justifica que podamos permitirnos
descuidar lo que le da el toque diferencial, distintivo, a cada uno
de los días, aun en momentos especialmente aciagos, y no creo que
estos lo sean, aunque empeño están, o estamos, poniendo para
lograrlo. Mas, precisamente por ello, es necesario reivindicar lo
posible y no pasar por alto lo que tiene importancia, por muy nimio
que pueda parecer. Cuidar y alimentar los ritos culturales que están
más allá de ideologías concretas, pero que en ningún caso son
asépticos, tiene su peso en el sentido que deseamos dar a la vida
cotidiana.
Esteban Rodríguez Ruiz
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