sábado, 9 de enero de 2016

REFERENCIAS



LOS NOMBRES

Los nombres y los días es la obra con la que Darío Frías Paredes ha logrado el XIII Premio Nacional de Poesía “Ciega de Manzanares” 2014, publicado por Huerga y Fierro Editores en el 2015.
Maestro de Primaria de profesión, tiene la poesía como refugio y recreación, habiendo publicado Las afueras del tiempo, La dimensión de lo invisible, Volverse sombra y En la región de Escitia, con las que ha ganado diversos premios.
En Los nombres y los días, el autor se enfrenta al tema de la muerte como realidad concreta, dejando hablar a otros: John Milton, Edgar Allan Poe, Hölderin, Ludwig Wittgenstein y Al-Ramadi, que exponen sus sentimientos y experiencias sobre ella en situaciones privilegiadas.
Son cincuenta y ocho poemas en los que podemos ir captando e intuyendo lo que se representa cuando “Todo palidece de repente” y “La muerte es una suave / marea de plomo / que avanza hacia mis párpados”, nos dice Milton. “Todo estaba previsto; / ...”. “Eres sólo / las sombras que te habitan: / de aquello que aprendiste nada queda, / ...”. “Sólo la noche existe”.
Y es Poe, en el cortejo fúnebre de Virginia Clemm, el que evoca las sombras como referencia de sentido: “Nada / de cuanto / nos incumbe / pertenece a la luz”.
Hölderin comparte sus ensoñaciones y confiesa que “...la muerte envuelve a los objetos / de una dulce transparencia, / de un tacto / de abandono”. “He confirmado lo que ya sabía: / Algo muy transparente / tiembla en el aire”. “Para llenarse de vacío/ inventa / el mundo / las palabras / ...”. “Permanece en silencio / cuanto / amas”.
Wittgenstein, ante la intuición de la cercanía de la muerte, confiesa: “... / está cerca la luz / desenterrando ruinas”. “Todo parece dispuesto / para algún extraño rito: / huye / si aún te quedan restos de levedad en las alas / … / Tus labios / apagan la lluvia / como si fuera cierto / que existimos”. “Pronto / tus manos / vacías / no podrán sujetar / la noche”.
Pero es el poeta Al-Ramadi, el que nos da la clave: “Con la voz / apagada de los nómadas, / los rostros / confiesan / tristemente / que este lugar vacío / es / nuestro sueño”. “Morir es / una huella”. “Sólo lo invisible, / … / supo ofrecernos algo / parecido / a un cuerpo”. “Porque nada existe, / … ”.
Darío, en la Coda, hace la síntesis: “Lo que existe y lo que no existe / son ya la misma cosa: / un puñado de signos, una voz / crucificada”.
Permanecen las palabras, los versos, que, confiamos, seguirán fluyendo.


Esteban Rodríguez Ruiz